La autoestima y el arte de ser uno mismo

¿Que significa ser uno mismo? Muchas veces deseamos ser nosotros mismos pero sentimos que hay algo que nos lo impide. Me gustaría bailar pero no me atrevo, me gustaría hablar sobre ese tema pero me siento cohibido, me gustaría trabajar en otra cosas, me gustaría dejar mi matrimonio, marcharme de casa de mis padres…

Las cosas no son fáciles… Ese uno mismo que desea salir y mostrarse se siente asustado, porque de alguna manera ha recibido mensajes desde siempre de: ésto no se debe hacer y ésto sí, ésto está mal, ésto no es de hombres ó mujeres, no hables de eso, no expreses lo que sientes, eres egosista, eres malo, no podrás…

No es necesario que esos mensajes los diga expresamente ningún padre ó madre, sino que basta con que estas personas allegadas a nosotros hayan tenido una actitud sumisa, asustadiza, cobarde… Ante la vida, para que ese niño que fuimos se forme con las mismas actitudes. A esto lo llamamos en psicología, identificarnos con las actitudes de nuestras personas cercanas, para de ese modo formar nuestra autoestima.

El problema es que quizás actualmente ya nadie nos está diciendo nada, pero nosotros mismos llevamos esas críticas y actitudes dentro de nuestra cabeza, y nos saboteamos la vida, haciendo que el concepto de nosotros mismos descienda.

También es muy importante para ser uno mismo la forma como nos hemos sentimos queridos desde pequeños. Si sentimos que nos han querido de una manera sana, potenciando nuestras cualidades, aceptando nuestros defectos y limitando nuestros impulsos, podremos querernos a nosotros mismo del mismo modo y expresarnos sin miedo. Si no nos hemos sentido queridos y de alguna manera nos hemos visto en la obligación de someternos a imagen y semejanza a lo que nuestros mayores exigían, seremos personas divididas y confusas ante la vida, de autoestima baja.

Después, ya de adultos, muchas personas andan por la vida sintiéndose como cuando eran niños: encasillados, asustados, temiendo meter la pata o ser malos o ser egoistas, etc. El problema es que además de ser infelices por no poder expresarse naturalmente, (lo cual significa no poder amar, trabajar ni divertirse naturalmente), se rodean de personas que se acostumbran a esa supuesta manera de ser plana y adaptativa, y si intentan cambiar, los otros se extrañan y enfadan, porque no quieren a alguien distinto al que conocieron.